Los osos pardos cantábricos son más pequeños que sus parientes europeos, los machos rara vez sobrepasan los 180 kg y las hembras rondan los 130 kg. Tienen unas enormes variaciones de peso a lo largo del año y de un año a otro, dependiendo de la abundancia o escasez de comida. La altura en la cruz varía entre 90 cm y 1 m y su longitud total ronda los 2 m, desde la cabeza hasta la cola.
Los osos en la zona cantábrica habitualmente no pescan, apenas cazan y se alimentan de fruta, frutos secos, diversas plantas, setas, insectos, carroña y miel. Disponen de muelas similares a las de los hervíboros o las humanas, en lugar de estar afiladas como en otros carnívoros.
La coloración del pelaje de los osos cantábricos varía desde un crema pálido hasta el pardo oscuro, pero siempre con una peculiar coloración más oscura, casi negra, en las patas y amarillenta en la punta de los pelos.
Son animales solitarios excepto en el período de celo, que tiene lugar entre Mayo y Julio. Las crías nacen en enero, en plena hibernación (los osos hibernan unos tres meses, entre noviembre y marzo, dependiendo de lo duro que sea el invierno). Tienen de una a tres crías, y permanecen con la madre durante su primer año y medio de vida aproximadamente, aprendiendo a ocultarse, a buscar alimento, marcar el territorio, etc.
Viven en un complejo mosaico de bosques caducifolios, roquedos, praderas, pastizales y pueblos de montaña. Viven en áreas poco habitadas, con densidades de población de 6 a 12 personas/km2, es decir, unas 10 veces inferior a la media española. La tranquilidad y la escasa presencia humana son características fundamentales del hábitat osero. No obstante, es cierto que este plantígrado (que camina apoyando todo el pie en el suelo) puede adaptarse a la proximidad del hombre, y existen núcleos reproductores en las áreas ganaderas de media y alta montaña caracterizadas por una importante actividad estival del hombre y sus rebaños. Y lo mismo ocurre en los sectores mineros, donde la actividad se concentra en explotaciones con un entorno muy degradado, pero situado junto a espléndidos montes donde los usos ganaderos o forestales no pasan de ser anecdóticos.
Fuente: FOP |
La situación actual del oso cantábrico es el resultado de un proceso de regresión demográfico y areal que se ha venido produciendo desde tiempos históricos. La población cantábrica quedó fragmentada, desde la primera mitad del siglo XX, en dos poblaciones genéticamente incomunicadas por falta de intercambio de individuos. Entre ambas poblaciones, en torno al puerto de Pajares se centra una franja que concentra actividades humanas a lo largo de unos 30 km. A estos dos núcleos poblacionales se les denomina "occidental", desde los Ancares lucenses a Babia en León y "oriental", desde Mampodre en León, hasta la cantabropalentina Sierra de Híjar y el valle de Campoo en Cantabria.
La población occidental se distribuye por unos 2600 km² y es la más importante en cuanto a número de individuos, ya que incluye la mayor parte de la población cantábrica de osos, con un censo actual en torno a los 180 ejemplares y la población oriental ocupa una superficie de aproximadamente unos 2480 km² y sobreviven actualmente entre 25 y 30 ejemplares.
Aunque la población de osos cantábricos esta en aumento, el triple de ejemplares que hace dos décadas, todavía cuenta con muchas amenazas para su supervivencia, la separación de los dos núcleos, lo que conlleva la consanguinidad, muertes producidas por el hombre (lazos, disparos, veneno, etc) y la desaparición de su hábitat.
La buenas noticias son que en los últimos años se está produciendo una comunicación entre las dos poblaciones de la Cordillera, ya que ejemplares macho de la parte occidental se han desplazado hacia la oriental, que alberga el grupo más pequeño de individuos. Tal movimiento se ha traducido en la reproducción de algunas hembras.
Pese al moderado incremento registrado de la población, el Oso pardo cantábrico se encuentra en grave peligro de extinción, siendo una de las poblaciones de osos pardos más amenazadas del mundo.
Las fotografías, absolutamente testimoniales, las he tomado a más de un kilómetro de los osos, fuera de espacios de protección restringida y controlado en todo momento por los que dedican su vida a proteger y salvaguardar a este magnífico animal.
Muy guapo el reportaje, Germán. Me alegro de que hayáis tenido suerte y que hayáis podido disfrutar a tope con los osos.
ResponderEliminarun abrazo!!
Gracias David, como siempre en tu tierra nos sentimos como en casa o mucho mejor... Además de osos vimos rebecos, corzos, martas, aguilas culebreras..., gente maravillosa como pocas y el "Cachopo"que no lo perdonamos y dimos buena cuenta de el.
EliminarUn fuerte abrazo
Muy bueno. En este mundo animal plagado de malas noticias ....
ResponderEliminarParece que hay futuro para los osos cantácabricos!!!
Que razón tienes Jesús, aunque las buenas noticias hay que tomarlas con cautela y tratarlas como esperanzadoras.
EliminarGracias por compartir una experiencia única y espero que se repita, he aprendido muchísimo.
Un fuerte abrazo.
Enhorabuena Germán por tu nueva entrada siempre interesante. Es increíble lo que haces con una cámara compacta !!!
ResponderEliminar...viniendo de ti, es un honor. Repito lo que le he dicho a Jesús, gracias por la experiencia y espero nos volvamos a juntar para correr otra aventura.
ResponderEliminarUn abrazo brother...
Vaya flipe, menuda emoción me imagino. saludos
ResponderEliminarComo dices Alfredo, es flipante y emocionante. La experiencia de ver osos en libertad es única. Es una pena que un animal tan bello, que hace no mucho poblaba toda la Peninsula Ibérica, hoy sea tan dificil la observación. Parece que los planes de conservación de la especie están dando sus frutos y su futuro es esperanzador.
EliminarUn abrazo.
Si que tiene que ser una experiencia maravillosa ver en libertad, yo he tenido la suerte ver pero si que me parecieron excrementos suyos en la zona de Cervera de Pisuerga.
ResponderEliminarCreo que ya se ha tenido pruebas de que se han desplazado algún ejemplar de una zona a otra, no lo aseguro de todas formas.
Saludos.
Una experiencia única Tomás, de las que dejan huella. Lo del desplazamiento entre zonas ya es un a realidad, está más que comprobado, son buenas noticias para esta especie. Muchas gracias por el comentario y un fuerte abrazo.
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